La carta que informó a la Liga el martirio de los católicos de Chalchihuites, Zacatecas
- Los Cristeros MX
- 29 ene
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Esta carta es más que un informe a la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Es un lamento de dolor, una súplica de auxilio y un manifiesto de resistencia. En ella se narran los hechos con la urgencia del que ha visto la barbarie de cerca y sabe que el enemigo no cesará hasta extinguir toda luz de esperanza. Pero en cada línea también late el espíritu indomable de quienes, aún en la persecución, no renuncian a la verdad.

En los días aciagos de la persecución religiosa en México, cuando la fe era declarada enemigo del Estado y la fidelidad a Cristo se pagaba con sangre, hombres y mujeres de corazón templado se alzaron en una lucha que trascendía lo terrenal. No fue una guerra de ambición, sino de convicción; no un reclamo de poder, sino un grito de libertad. La Cristiada se había encendido, y con ella, la semilla de un martirio que daría frutos de testimonio imperecedero.
En una carta, fechada el 6 de septiembre de 1926, un testigo de la tragedia en Chalchihuites, Zacatecas, de nombre «R. Jaime», narra con profunda consternación y valentía el vil asesinato de cuatro valientes católicos: el Párroco Luis Batis, el líder laico Manuel Morales, el joven David Roldán y el trabajador Salvador Lara. Su crimen: mantenerse firmes en la fe, organizar la defensa pacífica de los derechos de la Iglesia y proclamar sin miedo el lema que resonaba como estandarte de su causa: ¡Viva Cristo Rey!
Esta carta es más que un informe a la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Es un lamento de dolor, una súplica de auxilio y un manifiesto de resistencia. En ella se narran los hechos con la urgencia del que ha visto la barbarie de cerca y sabe que el enemigo no cesará hasta extinguir toda luz de esperanza. Pero en cada línea también late el espíritu indomable de quienes, aún en la persecución, no renuncian a la verdad.
La muerte de estos cuatro mártires no fue un final, sino el principio de una gloria eterna. Como los primeros cristianos que cayeron bajo el yugo del Imperio Romano, ellos fueron testigos de una fe inquebrantable. Su sacrificio convirtió el cerro de Santa Teresa en un nuevo calvario, en un altar de sangre donde la fidelidad a Dios brilló más fuerte que las balas asesinas.
Que este testimonio despierte en nosotros el fuego sagrado del compromiso, que nos haga recordar que la fe no se mendiga, sino que se defiende con honor, y que los que han caído por ella no han sido vencidos, sino que han sido coronados con la gloria de los mártires.
Aquí comienza la historia de su inmortalidad:
Chalchihuites, Zacatecas.
6 de septiembre de 1926.
Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.
Comité Directivo.
Tengo el sentimiento de manifestar a esa Liga que el jefe local de este lugar, Sr. Manuel Morales, sobre quien recayó el nombramiento de este Comité Directivo fue asesinado en compañía del Sr. Cura Párroco D. Luis Batis, y el Presidente de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, Don David Roldán, y Salvador Lara, miembro este último de la Confederación Nacional Católica del Trabajo de esta población y también acejotaemero.
El día 15 de agosto último llegó una escolta de Zacatecas la cual llegó haciendo aprehensiones de todos los católicos afiliados a las asociaciones de Acción Social, pretextando que habían sido acusados de sedición ante el gobierno de la Capital, y como a las 12 del día salió de esta llevando en automóvil a los cuatro señores señalados arriba en calidad de prisioneros. Como a cuatro o cinco kilómetros de distancia los bajaron de los vehículos y poniéndolos a una distancia de unos doscientos pasos del camino, fueron asesinados personalmente por el jefe de la escolta.
Fue materialmente imposible solicitar amparo contra la arbitraria detención y muerte de los susodichos señores en virtud de que la línea telegráfica fue cortada ese día, quedando los detenidos a merced de los esbirros. El Sr. Aurelio Argüelles, a quien hasta hoy se ha estado mandando la correspondencia de ese H. Comité, no radica ya en esta población y creo conveniente manifestar a Uds. que en lo sucesivo se mande toda la correspondencia a otra persona.
Ustedes notarán lo incompleto de esta información así como el desorden al narrar los acontecimientos, pero se debe a que en estos momentos reina en este lugar una consternación tremenda y ninguno las tenemos todas consigo, pero en otra les daré detalles más amplios de los terribles acontecimientos que tuvieron por epílogo: la dolorosa y sentida muerte de personas tan virtuosas y queridas de todo el pueblo que fueron víctimas de la calumnia de un individuo.
Tan solo me concretaré a decirles que murieron con todo el valor, heroísmo y gallardía de los primeros mártires del cristianismo, confesando su fe a pesar de las torturas a que fueron sometidos, los golpearon mucho antes de darles muerte. Su postrer grito fue un «¡Viva Cristo Rey!» y cayeron pesadamente en la alta cumbre de un cerro llamado Santa Teresa, por donde pasa el camino para la estación de Canutillo, Zacatecas, convertido desde ahora en nuevo calvario y consagrado con la sangre preciosa de los nuevos mártires de nuestra santa Religión. ¡Cayeron, sí, para levantarse gloriosos, ciñendo en su frente purificada por la sangre inocente, la aureola de los mártires! ¡Benditos sean!
El Sr. Cura Batís tenía 56 años, Manuel Morales 29 años, David Roldán 24 años y Salvador Lara 21; todos de una conducta ejemplar. La cantidad de adherentes a la Liga en esta población es como de 325 personas, pero en estos momentos no ha habido ningún acuerdo ni sesión pues todos están temerosos y un tanto desconcertados a causa de los acontecimientos y falta de los directores que los dirijan. Toda la población está de luto y el boicot a afectado mucho al comercio.
Se van a tomar medidas para boicotear en particular a una o dos casas comerciales de esta localidad pertenecientes a individuos manifiestamente enemigos de la Liga, y por ende de la Religión.
Me permito rogar a Uds. en nombre de las agrupaciones católicas, y de la Liga en particular, se dignen hacer del conocimiento de la prensa católica los hechos ocurridos en esta, y también les agradecería que dieran una voz de aliento a los católicos de este pueblo para no desmayar en la lucha por conseguir la libertad de conciencia, pidiendo a Dios Nuestro Señor nos de la fuerza y valor para que en casos como el que les pasó a nuestros compañeros no nos falte la Fe y la ayuda divinas para poder confesar con el valor heroico con que ellos lo hicieron nuestra sacrosanta religión.
Encarecidamente les suplico pidan a Dios por el que esto escribe y por todos los que estamos en este pueblo, en condiciones muy especiales para que nos fortifique con su divina gracia y podamos resistir la suprema prueba. No tenemos Pastor y estamos temerosos de las acometidas del lobo. Ayudadnos y pedid a Dios que nos ayude.
En otra carta seré más extenso y deseo se me conteste esta para que me digan si puedo mandar la información de los tristes sucesos tal como ocurrieron.
Urge se nombre nuevo Jefe de la Liga en este lugar.
En espera de su grata contestación me es honroso ofrecerme de Uds. como su afectísimo y atento seguro servidor.
DIOS Y MI DERECHO
R. Jaime
Atentamente
Tomado del la revista DAVID Órgano oficial de la Legión de Cristo Rey y Santa María de Guadalupe. Veteranos de la Guardia Nacional (cristeros). Agosto de 1952.
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